jueves, 12 de febrero de 2009

Selección Negativa

Uno de los personajes que de manera tangencial fue nombrado en la entrada de ayer era Emilio Romero, maestro de periodistas (como generalmente se le ha descrito). Inmundo personaje conocido por su ultraderechismo y su carácter maquiavélico, es un inmejorable representante de la corrupción generalizada en la que devino el franquismo. Se decía de él que iniciaba cruzadas presuntamente independientes contra algún poder fáctico con el único propósito de ser untado. Así pues, el fin de los virulentos artículos coincidía con el estreno de un Mercedes o una nueva casa en la playa. Adorable.
No es esta, sin embargo, la actividad que más pavor me provoca en Emilio Romero. No, lo peor fue su carrera literaria. Propulsados por el erial artístico e intelectual a la que la Guerra Civil condena a España, y más que la guerra, el General Franco y su concepción de la cultura (la misma de Millán Astray), una serie de arribistas adeptos al Régimen coparon la escena literaria nacional sin más equipaje que una camisa azul, una mano levantada cara al sol y unas cuantas lecturas desordenadas. No estoy hablando del grupo de nombres que hoy permanecen: Delibes, Torrente Ballester, Lain Entralgo, Sanchez Mazas, Foxá, Cela... No, me refiero a esos otros que llegaron a acumular imposibles Premios Nacionales de Literatura, como es el caso del susodicho Romero (obras como La paz empieza nunca, y con él la verdad no me extraña nada) o Vicente Escrivá, más conocido por su labor televisiva y filmica (es el nunca demasiado bien ponderado autor de Cateto a Babor, Vente a Alemania Pepe, Menudo es mi padre (con el Fary!) y Manos a la obra), claros ejemplos de la selección negativa, enfermedad que afecta a los paises vapuleados por graves catástrofes sociales y morales (y la Guerra del 36 lo fue).

El problema surge cuando dichas catástrofes son menos evidentes, se producen de manera soterrada y acaban por invadir la totalidad de los espacios de expresión y decisión. Sí, la selección negativa ha vuelto a adueñarse de los modos de promoción y recompensa, creando una demeritocracia que tiene conocidos representantes: Pepiño Blanco, Soraya, ZP, la Cospedal, la Pajín, Rojo el del senado... todos ellos en política. El mundo de la cultura no se salva, claro está, pero no me siento con ánimo de enumerar a la pencada que llena estantes y pantallas. Para verlo os basta con sintonizar Cuatro o La Sexta, o bien escuchar la SER (para aquellos más valientes).
Si, por otro lado, teneis curiosidad por saber lo que hubiera pasado si los hijos y nietos de Emilio Romero no hubieran cedido en sus posiciones la recomendación es otra: no dejeis de ver Intereconomía TV (H&S mediante)

Echo un vistazo a lo escrito y advierto que comencé con una intención y terminé con otra muy distinta. Lo interesante era poder haber hablado de la influencia de los infraliteratos falangistas en el cine de destape de los 60, y como sus historias participaban de cierta tendencia a la alegoría que tiene su origen en los padres del movimiento (si es que podemos llamarlo así) y sus primeras obras, allá por los 30. De la vanguardia y su estertor fascista al cine incomprensible (en muchas ocasiones) de Lazaga, Escrivá, Paso, Iquino... Bueno, otro día será.

Coda: los créditos en China crecen un 103% (serán también créditos de veinte duros?)

No hay comentarios:

Publicar un comentario