miércoles, 25 de noviembre de 2009

Drink beer out in the country


Una de las canciones del grupo de rock independiente Grandaddy dice:

Last night something pretty bad happened.
We lost a friend,
All shocked and broken,
Shut down, exploded.

JED-E3 is what we first called him.
Then it was "Jed,"
But Jed's system's dead.
Therefore, so's Jed.

We assembled him in the Kitchen,
Made out of this and
Made out of that and
Whatever was at hand.

When we finished Jed we were so proud.
We celebrated,
We congratulated,
At what we'd created.

Jed could run or walk, sing or talk, and
Compile thoughts, and
Solve lots of problems.
We learned so much from him.

A couple years went by and something happened.
We gave Jed less attention.
We had new inventions.
We left for a convention.

Jed had found our booze and drank every drop.
He fizzled and popped,
He rattled and knocked,
Finally he just stopped.

Puede parecer una de las canciones más absurdas de la historia, pero acaba siendo una de las más emocionantes. Sobre todo, cuando en el mismo disco (el inigualable The Sophtware Slump) encontramos una glosa a la misma:

Apparently before Jed had left us
He wrotes some poems
Wrote them for no-one
But I guess I'll show them
Here's one of Jed's poems

You said I'd wake up dead drunk
Alone in the park
I called you a liar
But how right you were
Air conditioned TV, lend 20 grand
Walk to the bank
With shakes from the night before
Stare at the tiki floor
High school wedding ring
Keys are under the mats
Of all the houses here
But not the motels
I try to sing it funny like Beck
But it's bringing me down
Lower than ground
Beautiful ground
Beautiful ground

Test tones and failed
Clones and odd parts made you

Son solo dos ejemplos máximos de la poética de Jason Lytle, el único personaje (si exceptuamos a George Lucas) nacido en la modesta ciudad de Modesto, California. Podemos imaginarnos el sitio (basta con ver American Graffiti), con sus calles perfectamente trazadas, los amplios espacios, el buen tiempo y las pocas cosas que hacer. Jason aprendió a tocar el piano cuando era pequeño, si bien no mostró un especial interés por ser músico. Lo suyo era salir del pueblo, y lo hizo dedicándose al skateboard (algo muy americano, la verdad). Una lesión del ligamento cruzado anterior lo retiró prematuramente. Qué quedaba pues? El aislamiento. Trabajar en una planta de tratamiento de aguas le puso en contacto con la idea de maquinas que funcionan, se estropean, mueren, en condiciones de aislamiento y soledad. La tecnologìa que nos rodea como una forma de medio natural superpuesto al propio medio natural que habitamos. Obsolescencia tecnológica en robots creados para cometidos diferentes de los que acaban por desarrollar. El fracaso como medio compartido. Máquinas y hombres conviviendo y autodestruyéndose en lejanos espacios deshabitados.

Así fue como Lytle decidió comenzar desde la nada, comprando sintetizadores, trucando teclados, experimentando con sonidos y arreglos. Sus amigos pensaban que se había vuelto loco, y el día en el que compartió con ellos la primera demo con sus primeros temas nadie pudo creer que aquellas canciones fueran obra suya. Un a extraña mezcla de los Pixies, Pavement y la música minimalista de Philip Glass. Formó una banda, grabó un disco, nadie le hizo caso. Se emborrachó, se drogó, bebió y tomó drogas y grabó canciones hasta que su música encontró salida en un disco publicado sin publicidad y en una compañía ruinosa. Lo máximo que consiguieron fue hacer una gira como teloneros de una banda que hacía versiones de Thin Lizzy. Luego llegó el descubrimiento de la mano de Howe Gelb, a quien Lytle, absolutamente borracho, le dio una cinta en un concierto en San Francisco. Fue el verdadero comienzo. La crítica los aclamó, pero sus discos no se vendieron y las giras fueron más alcohol y cocaina que otra cosa. Jason componía en calzoncillos, llamando a su dealer, y construyendo arreglos entre rurales y cibernéticos. Finalmente la banda se rompió por falta de dinero y exceso de sustancias.

De Modesto a Montana. Lytle rompió con su novia y su pasado. Se aisló en una cabaña en las montañas y compuso otro disco que grabó con la consigna: "no more weird arrangements...at least for this album". Su título es Yours Truly, The Commuter, y el lirismo de estas canciones no se deja describir sin caer en una adjetivación ya usada. La soledad provocada y los nuevos comienzos. Algo de eso.

Como decía en una de sus canciones:

Here I sit and play guitar
Drink beer out in the country
Having narrowly escaped my trip
Into town and now it's sunday
So here I sit and play guitar
Count stars out in the country
Having narrowly escaped my trip
Into town, and now there's no one around

jueves, 19 de noviembre de 2009

viernes, 6 de noviembre de 2009

Vómito de Viernes


Tolstoi decía algo parecido sobre las familias. Lo mío son los lugares: Todos los sitios hermosos son más o menos iguales. Ya estoy harto de tanta belleza. En esta tierra enferma que se llama Cataluña no encuentro otro motivo de felicidad que acumular fealdad a mi alrededor. El pasado jueves (ayer, no?) fue Molins de Rei. Llego a una calle que parece la calle principal del pueblo, enlazando desde un polígono industrial de segunda y avanzando hacia el centro de la villa entre casas semiderruidas. En mi bolsillo una muestra de orina mañanera y aún caliente. Asepeyo. Me siento en una minúscula sala de espera. Un proletario con chandal del Barça, colección de piercings, y expresión de estudiado asco. Otro señor algo mayor, bigote de los años 80, que lee el Autopista. Me llaman y comienzo la revisión. Una doctora caribeña y fea. Las mismas preguntas de siempre: "Bebe a menudo?". "No, alguna vez los fines de semana con la comida", miento con alegría. No puede ni imaginar que se encuentra con lo más parecido a un borracho de derechas. Llegado cierto momento me hace bajarme los pantalones y me toca los muslos. Mis calzoncillos deliberadamente arcaicos le han debido conmover. Al menos a mi sí. "No, no hay signos de lipoatrofia", dice. Ya, ya lo sé, la atrofia está en otra parte. Está en sentarse cada día a pedir continuas disculpas a señores feos y señoras gordas de los USA. Me hacen pasar a la sala de extracciones. Me miden y obtengo un portentoso 1m93cm. 7 más que cuando me tallaron para esa mili que nunca hice. Esta medición me recuerda otra mucho más trascendental hecha en los tiempos de los recreos, las palmeras de chocolate y los bigotillos delatores. 15cm. La regla Safta desde la base del pene erecto hasta la cabezona cúspide. 15, Dios! parece poco... Momentos de desazón. Y si mido desde más abajo? La posibilidad de ir moviendo la regla hacia abajo y atrás ("a este ritmo me acabo metiendo la regla por el culo"). La fortuna en forma de encuesta mundial unas semanas después. La media mundial es... 13cm. Entre el jolgorio de las calles un suspiro de alivio. Me demoro en recuerdos tan hermosos hasta que la enfermera decide medirme la vista. Interminables secuencias de letras. "Las ves? Y ahora?" Me mide un ojo primero y no acierto ni una. Pasa al otro ojo usando las mismas secuencias. Acierto casi todas. No he podido evitar memorizarlas. "Humm", me dice, "ves mucho más con un ojo que con el otro". Mi prodigiosa memoria vuelve a arruinar otra prueba. Me callo y prometo ir al oculista. "Ahora te sacaremos sangre. No te marearás?". Nunca me he mareado. Tengo miedo de decir no y marearme justo a continuación. Decido optar por el término medio. "Soy un poco aprensivo". La medida de la tensión (10-7) convence a la enfermera de mi tendencia al eufemismo. Me hace mirar al otro lado, me da una gasa empapada en alcohol ("póntela en la nariz"), controla mi respiración ("toma aire por la nariz y expúlsalo por la boca.. así ,muy bien"), y refuerza mis reservas de glucosa depositando un sobrecito entero de azucar en mi lengua extendida ("deja que se vaya diluyendo"). En ese momento entra la clásica enfermera guapa y exclama: "ay que ver qué hombres tenemos hoy en día". Con el azucar inundando mis caries solo acierto a sonreir a la manera de los siervos de la gleba. Unos minutos después, y descaratada cualquier vomitona, salgo a las calles tambaleándome como siempre he hecho. Y con todo esto Larkin era capaz de hacer todo aquello, pienso hasta llegar a la parada de taxis. Al menos he visto la pinta que tienen las Siete de la Mañana en estos tiempos.