lunes, 28 de marzo de 2011

Dos Poemas



Dos poemas escritos este lunes. El visionado de El Espejo (Tarkovski) y la revisión de una carpeta con papeles de otro tiempo como inspiración nada disimulada.

    [ DOMINGO-LUNES ]

Imágenes sobre tierras húmedas y graneros que arden
No casan bien con aquella lejanía infantil
(competimos pisando margaritas)
Vestidos siempre iguales
Un tiempo de austeridad y migas

Los balones de caucho derrapando sobre el silencio
O los días de lluvia recluida y televisiva
Cuando la noche llega las puertas y ventanas se cierran
Y jugamos a ser la fortaleza que siempre creímos ser

Pero ahora la imagen de alguien cayendo a la húmeda hierba
Cambiando la perspectiva de todos estos años
Apenas ayuda a recuperar un simple pensamiento de entonces
Una consecuencia que pueda compartir con mis hermanos

Nos fuimos deteriorando
Como todos aquellos árboles que mi padre plantó
Disminuidos ante tanto viento y sequedad
Solo aquel que vivía del desagüe, de nuestra propia mierda
Creció por encima de las circunstancias y el tiempo

Y aquí, en esta ciudad de falsa luz
La primavera son cambios de hora y excursiones con amigos
(competimos haciendo tortillas de patatas)
Esperando la enfermedad siempre por llegar
Sin tiempo ni ganas para hablar de derrotas o dolores

Una vieja guirnalda cuelga del árbol junto a mi ventana
No recordaré muchas más cosas de estos años


     [  PAPELES VIEJOS ]


Durante cuánto tiempo repetiste la misma divisa?
“Ha llegado el momento de ser conocido en las calles”
Qué lejos de la auténtica inspiradora: Muy terrible todo
Entonces Apollinaire era como un hermano durmiente
En alguna edición barata y mal traducida

La juventud como una opción moral
Otro de los adagios que llevaron a ninguna parte
Salimos de allí como de todos los demás sitios
Inadvertidamente, en grupo, de manera educada

Revisar viejos papeles no ayuda
Un relato sobre el estadio de Morumbí
Algunas cartas enviadas a mi mismo y no respondidas
El esquema de un libro sobre los ingenieros aeroespaciales soviéticos
Y aforismos, muchos, aplicables tan solo al que suscribe

Ahora mi vida es una vida de reuniones y teleconferencias
Nunca imaginé un presente así
Donde defiendo de manera convincente propuestas disparatadas
Y expongo temas de los que no quiero saber demasiado

Y sé que no habrá nada más. Que este es mi presente continuo
Echar un vistazo a esta carpeta es un viaje al futuro no realizado
Al típico pasado de los chavales sevillanos del centro
Con sus inquietudes, sus limitaciones, su educación intachable
Su gusto por jugar a Machados y Cernudas
O Romeros Murube en primaveras floridas

Siempre nos queda la opción de quemar estos papeles viejos
Y ser, al fin, algo más libres y algo más estúpidos

viernes, 25 de marzo de 2011

Mis Cioranes


Supongo que los tiempos que me tocó vivir en mi Sevilla juvenil y pre-adulta (contando que no comencé a ser adulto hasta los 27 años) fueron tiempos reveladores, llenos de circunstancias que, vista la juventud con la que alterno laboralmente a diario, podría considerar como excepcionales. Éramos un grupo de amigos, conocidos, asimilados y saludados, que nos interesábamos por los libros, la filosofia, la música, el fútbol, la cerveza, el ron, la poesía, las mujeres malas, las buenas, la amistad, los viajes al extranjero, las estadías en el extranjero, los malos estudiantes, las señoras que venían de otros países, los amaneceres, las noches junto al río, los filósofos asistémicos como Cioran y las películas francesas. Hubo de todo, claro, incluso momentos de desesperación adolescente teniéndolos ya vestidos. Pero hasta en esos momentos siempre encontraba uno algún madero de dudoda consistencia al que agarrarse, y uno de esos maderos fue Cioran.
Dos transeuntes de la calle del Amor (Pérez Galdós), Pepe y Pedro Paranoia, debatiendo cada noche sobre el sentido de la vida. Y una sola respuesta: Cioran.
vaya careto
Yo, afeitado y mucho más delgado. Tengo poco dinero y he de sopesar con cuidado los libros que compro. Vuelvo a casa con la dorada edición de Tusquets de En las Cimas de la Desesperación. En la portada la pavorosa imagen de alguien realmente desperado. Daniel y yo lo leemos y coincidimos en que es uno de los libros más divertidos que conocemos. Cioran ayuda a vivir. Lo escribió en Rumanía, en rumano, es su primer libro y le empuja a ello el no poder dormir, el insomnio incontrolado y agotador que le lleva a ese límite en el que todo parece derrumbarse. Y a pesar de todo, allí está Cioran, con su invencible buen humor entre tanto pensamiento depresivo.
Acumulando cioranes y razones varias para salir por la ventana, Cioran nos muestra que es precisamente la idea del suicidio la principal aliada del hombre y su supervivencia. Sabemos que en cualquier momento podemos acabar con todo, y la simple idea de la muerte en momentos atribulados y desazonantes le deja a uno con la sensación de haber triunfado incluso sobre la desesperación. El suicidio como nuestro mejor amigo.
Cioran es joven e insomne. No puede dormir y da paseos interminables por las calles de Sibiu (soy incapaz de imaginarme la pinta de Rumanía en los años 30). Una tarde, desesperado y en casa, hablando con su madre le dice: no puedo soportarlo más! Y su madre, harta, trsite, cansada de verle así le contesta: Si lo hubiera sabido habría abortado! Y entonces se obra el milagro. Cioran siente un alivio inmediato al comprender lo accidental de su presencia en este mundo. Se quita un peso de encima y ve la vida de un color diferente.
Del inconveniente de haber nacido, Silogismos de la Amargura, Breviario de Podredumbre... Nadie puede discutirle a Cioran su habilidad para los nombres. Ni su instinto de supervivencia. Durante 10 años vivirá de una beca para hacer una tesis que abandonó a los pocos meses (en su lugar se dedicó a viajar por Francia en bicicleta, lo que le ayudó a dormir mejor). Hasta los 40 años estuvo matriculado en la Sorbonne para poder comer en el comedor de estudiantes. Y a pesar de todo ello, rechazó todos los premios concedidos (dineros incluidos). Cioran en bicicleta hablando con los campesinos. También hizo cicloturismo por España, su país preferido.
Junto a Ionesco y Eliade forma la trinidad intelectual rumana del siglo XX. Puede que fuera mejor amigo de Ionesco, a quien veía con frecuencia en París, y también se le consideró amigo de Eliade, a quien ya conoció en sus tiempos rumanos. Sin embargo, oyendo a Cioran uno piensa que no fueron tan amigos, y que una corriente de rencores subterfugios les fue carcomiendo durante los años. A medida que morían salían a la luz cartas, artículos, declaraciones de alguno de ellos denunciando, criticando o simplemente menospreciando a alguno de los otros. Curioso que Ionesco y Cioran hablaran en francés entre ellos. Cioran, cercano a la cuarentena, abandona su lengua materna mientras traduce al rumano a Mallarmé. Se pregunta: pero para qué traduzco yo algo al rumano si el rumano lo hablan 4 gatos y a nadie en el mundo le importa? Decide entonces escribir en francés. Y descubre que es escribiendo en otra lengua el mejor modo de anteponer el estilo a la pasión, al arrebato. Ninguna literatura ha antepuesto tanto el estilo como la francesa. El francés le da claridez expositiva a Cioran y le permite o le empuja casi al aforismo a la forma breve y a cierto estilo entre desdeñoso e irónico. De En las cimas de la Desperación a Breviario de Podredumbre hay una gran distancia. Aunque yo me quedo con las cimas rumanas.
Durante más de 50 años Cioran vivió con la misma mujer. Simone Boue, una profesora de instituto. Vivieron en un minúsculo apartamento en el barrio Latino. De manera austera, haciendo turismo en bicicleta, aceptando las invitaciones a cócteles literarios para beber gratis. A veces juego a ser Cioran, pero me dura poco. Sobre todo cuando llego cada mañana a la oficina y entro en este mundo donde todo es importante, donde todo tiene un sentido y donde existen valores facilmente registrables en un folleto desplegable.

viernes, 18 de marzo de 2011

Poemas de Viernes

Primero un poema ya clásico de EE Cummings en el que el hombre es la flor y la mujer asume un papel más activo de lo normal en la poesía amorosa. Woody Allen hizo que el gran Michael Caine intentara conquistar a una dubitativa Barbara Hershey en Hanna y sus Hermanas usando este poema. En especial la última estrofa.

somewhere i have never travelled


somewhere i have never travelled, gladly beyond
any experience, your eyes have their silence:
in your most frail gesture are things which enclose me,
or which i cannot touch because they are too near

your slightest look easily will unclose me
though i have closed myself as fingers,
you open always petal by petal myself as Spring opens
(touching skilfully, misteriously) her first rose

or if your wish be to close me, i and
my life will shut very beautifully, suddenly,
as when the heart of this flower imagines
the snow carefully everywhere descending;

nothing we are to perceive in this world equals
the power of your intense fragility: whose texture
compels me with the colour of its countries,
rendering death and forever with each breathing

(i do not know what it is about you that closes
and opens; only something in me understands
the voice of your eyes is deeper than all roses)
nobody, not even the rain, has such small hands
Y ahora uno de mi propia cosecha para que aprecieis la diferencia entre un poeta y un poeto, que es lo que yo soy.
 
[ ABASTOS ]
 
Un bar que sirve tostadas con sabor a pescado crudo
En el mismo pasillo de los encurtidos
Aceitunas que nadie compra, maduran y comienzan a hablar
En el puesto de El Canalla, El Canalla
Rodeado de mujeres anhelantes de su entrecejo y su cicatriz
 
Las salchichas de pollo tienen el mismo color que las manos de la pollera
Impecable blanco en su bata redondeada
Es la mujer más guapa del mundo?
No piensa lo mismo un maricón viejo mientras sirve donuts a los niños
Directamente de sus uñas negras
En un diminuto cubículo dos señoras que parecen una hablan como tres
El sobrino de la TV que no se acuerda de ellas
Lo puta que es la pollera
Y lo maricón que es el maricón
 
Cuando ya nos marchamos me señalas una escena que no comprendes
Una señora vuelca una cesta llena de fruta en la propia frutería
Es mi madre, te digo sin entusiasmo
Cuando dijo buenos días sin respuesta
Y respondió a su vez y a su manera
 
Fuera de la plaza brilla el sol más allá de las moreras y las viviendas sindicales
Los sueños se hacen así: con mucha mentira y buen tiempo
En realidad siempre llovió
Siempre tuvimos frío
Y nunca dejamos de ser niños

lunes, 7 de marzo de 2011

Apuntando (a una primavera por venir)

Leo el ABC en la mañana del sábado. Poca cosa en el ABC Cultural y dos artículos reseñables: la siempre excelente columna de Rosa Belmonte y un artículo sobre las mejores patatas fritas del mercado. Ya en la noche del domingo me entero por casualidad que esta ha sido la noticia más visitada en ABC.es

No hay entrega de los diarios de Piglia en Babelia. Que yo sepa la última fue el 12 de Febrero. Siempre comentó que lo mejor que ha podido escribir está en esos diarios. Que son inmensos. Imposibles de mesurar. Echo un vistazo a lo publicado el 12 y, una vez más, tengo que darle la razón. Son mucho mejores que Blanco Nocturno. En una entrevista para Letras Libres, Piglia dice que en un principio Blanco Nocturno comenzaría con Renzi en su habitación, solo, releyendo sus diarios y entablando conversación con su vecina algo desequilibrada. La idea de traer la historia a la ciudad, de poner a Renzi en el centro de todo, de los diarios, de huir de la facilidad que supone oponer campo a ciudad. Todo lo que en un principio estaba previsto y luego, para mal, se desechó.

Vemos Todos eran mis Hijos de Arthur Miller en el Principal de Zaragoza. Pienso en actuar como rendir un examen cada noche. Manuela Velasco comienza llena de energía y gracia y versatilidad, pero en cierto momento se descentra, pierde su sitio en el escenario, comienza a dudar y se hunde progresivamente hasta llega ra soltar alguna lágrima en el momento de los aplausos y los saludos al público. Me hace pensar en mi mismo en mi época de estudiante. Cuando fui capaz de arruinar algún que otro examen por culpa de esa mezcla de relajación, confianza, miedo y estúpidez que solía entrarme justo cuando todo estaba más a mi favor. Quizá por eso hoy haya vuelto a soñar con esas extrañas asignaturas que aún mantengo pendientes y soy incapaz de aprobar.
Encuentro, gracias a la limpieza interminable de estos días, unas fotos que ya no recordaba. Ahí estoy yo, junto a Natalia, Iván, David. viendo la final de la champions (la del gol de Zidane) o la final de Copa (la que ganó el Depor en el Bernabeu), no recuerdo bien, vestido del Betis, con unas gafas de sol, extremadamente delgado. La gente me comenta que estoy mucho mejor ahora. Y es verdad. Mi cara, la forma de mi cara, ha cambiado. Soy más guapo y tengo una expresión más segura. Mi aspecto, en general, es más consolidado, y no genero dudas a mi alrededor acerca de un posible desmembramiento inmediato. Y, sin embargo, en otras cosas sigo siendo el mismo. Leo un email de la época y descubro la misma inconsistencia puntuando y los mismos temas de siempre. El mismo sujeto en un piso más amplio y mejor decorado.

Dedico el viernes noche a ver Origen (Inception). 20 minutos menos de tiros y peleas y 20 más dedicados a hablar, conversar o simplemente estar juntos en una habitación y hubiéramos pasado de un divertimento a una buena película.

La política como el arte del agotamiento. Ahora y siempre. Resulta que Catón terminaba todos sus discursos con la misma frase: Delenda est Cartago. Imagino el cansancio de los opositores, y de sus propios compañeros, por la dichosa coletilla que en su momento pudo tener gracia pero al final era como una de esas frases que los cómicos usan para ser recordados y todos acabamos odiando con el paso del tiempo. Delenda est Cartago. Mi teoría es que los romanos decidieron finalmente arrasar Cartago (cuando ya no era ni necesario) solo para que Catón se callara de una vez. Podemos ver el típico desfile de la victoria atravesando el Foro, la muchedumbre exaltada, la fanfarria de turno, los esclavos caminando encadenados y cabizbajos, y entre el público retirándose con cara de pocos amigos, a Catón cabreado por no tener nada más qué decir. Delenda est Catón.