martes, 30 de marzo de 2010

MGMT It´s Working


Entrada/Recomendación

"Congratulations" es el nuevo disco de MGMT, el visionario grupo americano de post-surf-psychedelic-pop y unas cuantas cosas más y que ya nos dejara tontunos a todos (incluido un servidor que les dedicó una entrada en este blog) con su primer disco "Oracular Spectacular", una especie de extraña mezcla entre Lord of the Flies, The Flaming Lips, Suburbio post-Cheever, las canciones de Superfurry Animals y algo que se perdió entre los 80 y los 90 (por ahí tiene que andar). "Time to Pretend", "The Youth" o "Weekend Wars" eran algunas de las canciones de mesiánico tono y bíblico correlato que el duo VanWyngarden-Goldwasser (suenan a Rocky y Bullwinkle, la verdad) compusieron para aquella obra maestra e incalificable (y eso que no he hecho más que calificar en lo que llevo de entrada). Ahora llega "Congratulations", y para que veais que no exagero respecto a la calidad y al absurdo de algunos temas os copio el enlace con la página web de MGMT donde podeis escuchar gratis el disco. Grande tema ya el primero "It´s Working", y memorables aportaciones al mundo de las canciones sin fin con "Siberian Breaks", un canto a la generosidad melódica y conceptual. Entre medias canciones de todo tipo incluido un instrumental dedicado a Lady GaGa y otra Brian Eno. La portada del disco (en la foto) es para enmarcarla por cutre y más allá.

http://www.whoismgmt.com/

jueves, 25 de marzo de 2010

Más Hammett


1. The Continental Op. Todos aquellos relatos en los que aparecen una y otra vez los compañeros de la agencia (La Continental): Dick Foley, el canadiense pequeño y nervioso que habla como un telegrama, sin preposiciones. Mickey Linehan, risueño y bromista. MacMan, duro como una roca y callado como una roca. Claro, y El Viejo, tamborileando siempre su lapiz amarillo y callando como mejor respuesta a cualquier enigma presentado. La forma de resolver los asuntos recurriendo al método de prueba y error, la fortaleza moral del personaje, la misoginia o (mejor dicho) la falta de confianza en los sentimientos de las jóvenes que se le acercan (esa gran historia: La Muchacha de los Ojos de Plata). Curioso que Dinah Brand, la drogadicta con la que se enrolla en Red Harvest sea asesinada y The Continental Op aparezca con su mano empuñando el picahielos que le atraviesa el corazón. Los secundarios. Los malvados: Big Flora, terrible de apariencia y débil en el fondo, o el viejo Papadopoulos, del que nadie espera que sea más que un pobre diablo. Paddy el mexicano, idéntico al rey de España (Alfonso XIII). Las escenas en las que no hay acción, las que preceden o siguen a la historia. Jugar al poker, beber en bares, pasar las horas leyendo en la oficina y mirando por la ventana una ciudad y un país en construcción.

2. Un grupo fuera del mundo. Un grupo que consigue desentender su destino del de los demás. Sam Spade, Brigid O´Shaugnessy, El Gordo, Joel Cairo, y el pobre Wilmer. Esperando a la mañana y a la llegada del Halcón. Toda una noche sin saber qué hacer. Leyendo El Gordo, Cairo intentando seducir a Wilmer, Spade y Brigid remoloneando como dos enamorados. La idea de una vida y una historia detrás de cada luz en la madrugada. Una escena en silencio. El silencio y las imperceptibles variaciones de la oscuridad allá fuera. John Huston y la impecable por rigurosa y rigurosa por poética adptación de The Maltese Falcon.

3. Un sombrero. Una amistad. Ausente la figura del detective. Un sueño. La permanencia del sueño en el hard-boiled. Los años de la extensión de lo freudiano. La austeridad en el lenguaje. El rigor de la acción. Lo prolijo de las acciones aparentemente anodinas. Un castillo de tramas que se superpone y genera riqueza donde domina el manejo humilde de las situaciones. La LLave de Cristal vs Muerte entre las Flores. Quién dijo que los hermanos Cohen saben hacer películas? Nunca más tanto mal gusto, tanta estupidez, tanto infantilismo. Solo una escena: Gabriel Byrne y el paseo final por el bosque. Un libro vs una escena. Hammet vs unos aficionados. Prefiero a Veronica Lake.

viernes, 19 de marzo de 2010

Management


Una advertencia. La única referencia al Management que soporto es el grupo MGMT (the management) que cantaban en su clásico Weekend Wars este inmejorable estribillo:

I'm a curse and I'm a sound,
When I open up my mouth,
There's a reason I don't win,
I don't know how to begin

Por eso mismo, si alguien me viene hablando de change management, el tipo ese al que le roban el queso, la excelencia y el teamwork, directamente le mando a la mierda.

Desde mi postura no hay mejor acción que la reacción. Muera la proactividad.

P.S. Nuevo híbrido: Glengarry Glen Ross + Brubaker + Zabriskie Point: Un joven triunfador que se va a hacer cargo como Jefe de Equipo de un grupo de vendedores de seguros, decide pasar los primeros días de incóginto como si se tratara de un vendedor cualquiera. Será entonces testigo horrorizado de la práctica habitual que consiste en una violación en grupo al que sea capaz de vender menos seguros. Horror que crece cuando comprueba que apenas si ha podido venderle un seguro de muerte al loro de su tía (interpretación a libertad) y sus compañeros se le acercan con un extraño aspecto. Durante los últimos 20 minutos asistimos a diferentes planos de la explosión de la oficina (todo el mobiliario por los aires) con música de Pink Floyd de fondo.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Un Sueño de R.


Bajo del coche y me dirijo al que es mi destino: la Embajada de (España?) en un país que parece la India. Justo frente a la entrada me topo con un gran charco. Lo esquivo. No sé entonces la importancia que luego tendrá. Mi traje es de color café con leche no muy cargado. Nunca vestiría un traje así, me digo en mi propio sueño. Ahora, en la vigilia, no estoy tan seguro. Algo pasa, no lo recuerdo. Me piden escribir mi primer informe. Un informe sobre el charco a la entrada. Escribo una especie de memorando sobre el charco pidiendo la resolución del asunto a algún departamento de infraestructuras. Al rato me llaman para que me presente en el despacho del embajador. En un principio no reconozco a este hombre. Luego se van conformando en sus rasgos los rasgos de mi actual jefe supremo: Edgar Geyer. Me recibe sentado junto a otros personajes que no me son presentados y a los que apenas veo. Me mantiene de pie en el medio de su despacho y blande hacia mi el informe sobre el charco. Me abronca por lo mal escrito que está. Inglés deficiente, tratamiento incorrecto, falta de sentido corporativo. Insiste en que no puedo usar WE (nosotros) sino algo diferente (no recuerdo qué). Tras este recibimiento me pide que hable de mi. Yo me intento explicar durante unos minutos. Un creciente dolor de piernas me hace adoptar poses algo extrañas mientras lo hago. El dolor en las piernas va en aumento y mi discurso se resiente de ello. El embajador me interrumpe y comienza de nuevo a criticarme. Mi actitud corporal es pésima, dice. Gesticulo en exceso (lo sé), hablo de manera poco clara y adopto posturas antinaturales. Yo no sé qué decir, especialmente porque el dolor en las piernas es imposible de soportar. Le digo al embajador (ahora no hay nadie más) que me duelen mucho las piernas y no puedo seguir de pie. Me invita a sentarme a su lado y suaviza su tono aun volviendo a las mismas críticas. Salgo del despacho y apenas consigo arrastrarme por un pasillo interminable. Despierto con un dolor insufrible en las piernas.

--oOo--

Interpretación del sueño:

1. Cambio de jefes. Recientemente he cambiado de jefes. Tras 7 años con Puiggros y 4 con Nikus (jefes con los que había conseguido una situación de estabilidad satisfecha) me encuentro sometido a la zozobra que significa demostrar a un nuevo superior la valía que a uno se le presupone. Diferentes objetivos, diferente conocimiento del medio, diferente calidad humana... La presión que esta situación implica se refleja en el sueño. Estar sometido a examen. Explicar y justificar lo que otros aceptaban de buen grado.

2. Hace unos años participé en un training llamado Presentation Skills. El propósito del training era mejorar las habilidades para presentar en público. Durante todo el día se nos daban consejos y preparábamos pequeños ensayos de presentación. El ejercicio final consistía en presentar un tema ante todos los compañeros por espacio de unos 10 minutos. Dicha presentación era grabada en vídeo y los resultados se comentaban entre todos. No me asusta hablar en público, y lo hago mejor que muchos otros. Hice mi presentación recurriendo al humor y con desenvoltura. No dudaba de que sería uno de los mejores. Pero no lo fui. Al verme en la grabación comprobé que mi voz era arrastrada y poco inteligible, que mi actitud corporal transpiraba dejadez e inspiraba poca confianza. Y nunca me había dado cuenta. Esto me lleva a mi niñez. A los 5 o 6 años. Cuando me percaté finalmente de cómo era, de quién era yo. Recuerdo mirarme en un espejo y comprobar que el niño que estaba siendo reflejado no se parecía a la idea que yo me había formado de mi mismo. El niño platónico e ideal se parecía más bien poco a ese otro Rafa con cara de miedo y paletas separadas. Desde entonces me busco constantemente en los espejos como una forma de constatar a cada momento que yo soy yo, y no esa creación de mi propio yo interior, por poco que esto me guste.

3. Desde hace unos meses sufro terribles dolores de piernas durante la noche. En un principio eran solo calambres. Más tarde los calambres afectaron no solo a los gemelos sino también a los aductores. Ahora el dolor se ha vuelto constante e intenso por momentos y pervive durante el día. Me voy haciendo viejo.

P.S. Gracias por los híbridos de Íñigo y Serranito. Uno más: Persona + Aquí llega Condemor el pecador de la pradera: Un actor (Chiquito) pierde el habla y decide aislarse en el far west junto a su enfermero (Bigote Arrocet). Allí, las aventuras vividas le permiten volver a recuperar el habla pero de un modo algo peculiar (ya os imaginais). Se admiten más híbridos.

miércoles, 10 de marzo de 2010

MISCELÁNEA


1. Nueva visita bibliófaga a Los Portadores de Sueños. El guión de Persona / Un libro de entrevistas a escritores / Julian Barnes hablando de Dios en Nada que temer / el exilio según Jordi Gracia. Finalmente me llevo el único libro que nunca hubiera pensado comprar: Poemas de Osvaldo Lamborghini. Y lo hago por estos dos versos:

Le tengo terror a los demonios
Quiero decir a los domingos

Entre tanto una colección de poemas absurdos, propios del lenguaje peronista que Borges/Bioy remedaran en La Fiesta del Monstruo y al que Lamborghini (peronista confeso) parece querer dar la vuelta. Mucha crítica a España, a Cataluña, a Carrillo (Santiago, curioso) y alguna loa a Felipe González. Son las cosas del exilio, la heroina, el alcohol sin medida y las enfermedades terminales.

2. Nieve en Barcelona. Con mi habitual pose "nunca-pasa-nada" veo como la gente se lanza hacia el metro. Hordas que recuerdan el Nueva York del 11 de Septiembre. Lo comento a un compañero: "esto es como en el 11 de Septiembre". Me mira emocionado y comprendo que el chaval es catalanista y cree que hablo de la Diada. Repito a mi equipo de tarde que no se preocupen, que no hay mejor lugar que la oficina en esos momentos. El superjefe llega justo 5 minutos después con cara de pánico: "Todos a casa! Todos a casa!" Todos nos vamos, pues, a casa. Un autobús abandonado, cruzado en medio de una calle, es la mejor imagen del grado de absurdo colectivo al que llegamos. La gente se agolpa en el metro y veo a alguno que incluso pregunta cómo se hace para entrar (aun no habiéndolo usado nunca resulta chocante no saberlo). La ciudad se cierra a mi paso. Los comercios bajan sus cortinas metálicas y solo los pakis y chinos, ajenos a cualquier contingencia, siguen ofreciendo sus productos al borde de la caducidad. Disfruto de la TV que me está vedada: Password / Noticias Cuatro / El Hormiguero. Me doy cuenta de que Cuatro es mi canal preferido, lo que choca con mis convicciones políticas (y más a la derecha, y más aún...). Para compensar veo Torrente III en Antena 3. Dos escenas destacar: la parodia de Rocky con Torrente entrenando y subiendo unas escaleras que resultan ser las del Valle de los Caidos (al llegar arriba comienza a gritar España! España!), y el cameo más absurdo de la historia: en un puticlub Torrente se enfrenta a tres tipos que resultan ser Guti, Casillas y Helguera, y (para rematar) de repente aparece Oliver Stone en su defensa.

A la mañana siguiente no quedaba ni un copo.

3. Le comentaba a Íñigo, el otro día, algo sobre los híbridos fílmicos. Por qué no hacer películas integrando elementos de otras ya hechas? Cómo no reconocer que algo faltaba y puede ser compensado con lo existente en otra? Como ejemplo ponía una antigua aspiración. Una película que combinara Regreso al Futuro + Teen Wolf + Juegos de Guerra. Es decir, un adolescente hombre-lobo que viaja en el tiempo y hackea el ordenador del Pentágono de manera que está a punto de provocar una guerra nuclear. Otro híbrido: La Chinoise (de Godard) + Gross Anatomy (una sobre estudiantes de medicina con Daphne Zuñia y Matthew Monín que nos hacía levantar el ánimo estuidiantil a mi hermano y a mi digamos unos 5 minutos) + El Fuego Fatuo. Es decir, la historia de un grupo de jóvenes maoistas estudiantes de medicina que se debaten entre el terrorismo y los exámenes parciales mientras uno de ellos, alcoholizado y deprimido, se despide del grupo en una jornada llena de reencuentros y decepciones.

Os recomiendo a todos hacer este ejercicio y compartirlo con los demás. Espero vuestros híbridos (esto es para aquellos que decían que el blog era demasiado onanista (como si pudiera ser otra cosa tratándose de un servidor) y no favorecía la participación ajena)

martes, 2 de marzo de 2010

SAER


Un grupo de amigos que se forma en la adolescencia-juventud en una ciudad de provincias, del interior. Un grupo que no necesitará de mayores demostraciones para permanecer extrañamente unido a lo largo de los años, si bien unos morirán, otros dejarán el país, algunos engañarán a sus amigos con sus propias mujeres. Un grupo, digo, que acabará por tomar conciencia de su lugar generacional respecto a otros grupos que se nos harán conocidos a partir de las relaciones con el mismo: el respeto, la envidia, el desprecio, la indiferencia, el sarcasmo. En una u otra dirección. Un grupo de gente que paseará, paseará mucho, hablará, tomará café, beberá, y sobre todo se reunirá en torno a recurrentes asados donde se hará todo lo descrito anteriormente.

La obra de Saer parece decir que la amistad, con todas sus imperfecciones y debilidades, es uno de los pocos asideros que nos quedan para resistir al tiempo, el paso del tiempo, y la soledad (la inevitable realidad del individuo: ser uno). Más allá del amor (transfigurado, o mejor, desfigurado en pasión) y la familia (algo que se acepta sin entusiasmo), en Saer es la amistad, los grupos de amigos, siempre tan poco fiables, los que definen una continuidad por encima de uno mismo. Son ellos los que acaban por proveernos de una realidad, ya sea a través de sus respuestas, de los diálogos a los que nos obligan, de nuestro propio interés. Son los amigos la salvaguarda de la cordura, y el contacto real con el pasado una vez que este ha dejado de estar al alcance de la mano.

Son Tomatis, Barco, Pancho Expósito, Leto, los hermanos Garay, el grupo principal, aquel en torno al cual se mueven los afanes y desventuras de una ciudad obsesionada por el clima, quizá uno de los detalles accesorios pero determinantes de esa prosa precisa que caracteriza a Saer, tan gustoso de los experimentos del Nouveau Roman y a los que dota de alma o, al menos, de gracia. Este nucleo de amigos que se moverá siempre entre la falta de motivaciones y la literatura, y que se revelará como naturalmente fracasado, sin aspavientos, justo lo contrario del que suscribe. Sus predecesores serán Rey, Escalante, el matrimonio Rosemberg, Gutierrez. En un principio observarán con irritación a aquellos jóvenes que los usan como modelos (reales o paródicos) para acabar formando parte del mismo periodo histórico (no hay nada que reduzca tanto las distancias generacionales como el cumplir años). Al final, llegarán otros nuevos que verán en esa sucesión de intelectuales apenas productivos una auténtica saga de la que forman parte: Soldi, la hija de Barco, el turco Nula representan a la vez (y a la perfección) los tiempos que corren: más burgueses, más igualitarios, más mediocres y sanos.

Cuando leemos a Saer, más allá de su experimentalismo narrativo o el pulso preciso con el que acomete las escenas de grupo, diálogo, soledad y paseo, buscamos desesperadamente una referencia a los amigos, a aquellos que ya conocemos como si lo fueran nuestros. Ricardo Piglia ya lo demostró en una conversación con Saer, en Princeton, cuando se lanzó a preguntarle por la historia de los protagonistas de sus libros, como si realmente exisitieran, dejando de un lado todo el tema técnico y literario: Qué le pasó a Tomatis tras Lo Imborrable? Ha dejado de jugar Escalante? Es el Gutierrez de La Grande el mismo de el Tango del Viudo? Ahora que esa historia ha terminado, que tiene un principio, un final, y un desarrollo prolijo y complejo, es nuestra tarea desentrañarla, buscarle un sentido, ordenarla dentro de nuestras posibilidades. Por eso quizá compramos libros de Saer, los leemos a pesar de que a veces nos gusten más o menos, y hablamos de ellos a los amigos, que con su escucha, su lectura y hasta su aburrimiento me otorgan también algo de realidad.

BARRIO LEJANO


Barrio Lejano es un comic escrito por Jiro Taniguchi. Cuenta la historia de un hombre de 48 años que vuelve al pasado, a sus 14 años, siendo consciente del tiempo transcurrido, siendo un hombre de 48 años en su interior. Este viaje le permitirá, por un lado, resolver la enigmática desaparición de su padre, y por otro, vivir aún más intensamente aquel periodo adolescente.

Tener la posibilidad de viajar al pasado y rectificarlo. Las películas, los libros, manejan esta historia sin demasiadas sopresas: matar a Hitler, evitar la muerte de Jesucristo, salvar el mundo en suma. Pero qué ocurre si nuestro único afán es salvarnos a nosotros mismos? Salvar lo que podamos de aquellos años. Hacerlos mejores. Abro una revista gratuita de las que abundan en los trenes y encuentro el habitual cuestionario y la ya habitual respuesta: si volviera a nacer no cambiaría nada de lo que he hecho. Qué estupidez. Qué soberbia. Ante declaraciones así yo siempre digo lo mismo: Yo sí.

El protagonista de Barrio Lejano vuelve a sus 14 años y comprende la capacidad (que siempre tuvo y no advirtió) de que las cosas sean mejores, de que todo a su alrededor se amolde a sus deseos. Comienza a destacar en los estudios, es bueno en deportes, consigue a la chica más guapa del colegio. Se trata de la madurez, claro, pero también de algo más. De la consciencia del tiempo pasado. De saber que el tiempo huye sin que podamos hacer nada para evitarlo. Siempre es demasiado tarde para comprender esto último. Vivir intensamente significa por lo general lo contrario de lo que los adolescentes hacen.

Por tanto, para mi Barrio Lejano es un homenaje a la madurez. A ese periodo de certezas y reproches que a veces acaba con ensoñaciones o proyectos de imposibles viajes temporales. En mi despacho, frente al ordenador, me sorprendo más de una vez imaginando qué haría si volviera al IB Velazquez del 89, y qué no haría, claro. En otras ocasiones utilizo este truco para poder dormir, como una forma de poner en paz todo el arsenal de frustraciones que llevo conmigo desde entonces. Y la culpa no es del ahora y de este yo. La culpa fue de entonces, siempre es del pasado.

Ser a destiempo es una de las peores infamias que el destino nos ha adjudicado. Ser siempre inadecuado para las necesidades de cada tiempo y no tener la opción de rectificar. No tengo dudas, si tuviera la oportunidad volvería. Necesito volver. Aunque alguien aquí, justo al lado, ha dicho justo otra cosa: necesitas huir.