lunes, 15 de febrero de 2010

John Wayne: El Héroe


Pocas cosas unen a algunos padres con sus hijos. Una de las más solidas son las películas del oeste. Sin embargo, ni siquiera recurriendo al western fuimos capaces de encontrar mi padre y yo un acuerdo. Él, en su estilo lacónico y algo afectado, siempre se mostró partidario de Alan Ladd (recordad Raices Profundas, todo vestido de blanco) el cowboy-galán bajito e inexpresivo. Para mi una película del oeste lo es más si en ella actua John Wayne.

Es costumbre inveterada de la crítica más tonta encasillar a John Wayne como actor de un determinado tipo de papeles que a lo sumo precisan manejo del revolver, el caballo y el puño. Y es posible que así fuera en los primeros tiempos, cuando un jovencito llamado Marion Morrison (nombre extrañamente femenino) y que destacaba como deportista en la universidad acabó haciendo películas como churros en los prolíficos años 20 y 30 y cambiandose el nombre por el más impactante y macho John Wayne.

Pero John Wayne es algo más. Lo sabemos. La suya es la imagen del héroe tal como hemos de entenderlo: aquel que hace algo por los demás sin importarle su propio beneficio, su propia seguridad. Y quizá fuera por su altura, por sus andares extrañamente lentos y(con los años)inestables, gracias a la claridad de su expresión y a la nobleza de sus arrebatos que John Ford o Howard Hawks decidieron ir más allá del pistolero rebelde y solitario y convertir a John Wayne en un auténtico héroe, y otorgarle, por tanto, su marca distintiva: los amigos, la comunidad. Porque el gran Wayne, el que traspasa los límites de la actuación y se convierte en un mito es siempre un hombre que necesita a los demás. En Rio Bravo no será capaz de vencer a los malos si no es por la ayuda de un borracho (Dean Martin haciendo memorablemente de si mismo), un tullido (Walter Brennan, qué grande eres!), un niñato (Ricky Nelson, el Bisbal de la época), una puta (Angie Dickinson mostrando pierna) y un mexicano enano. Un grupo inclasificable cuya única distracción durante toda la película es poner en ridículo a John Wayne. Howard Hawks, en una de esas prácticas que debieran ser obligatorias entre los cineastas, revisitó su guión y propuso una nueva versión unos años después: Eldorado. Repite Wayne, claro está, y el borracho, el tullido, la mujer ligera de cascos, el niñato... La constante es la chufla constante que todos hacen de nuestro héroe. Otra obra maestra.

John Ford, por su parte, dotó a Wayne de un sentido más trágico. Tenemos The Man Who Shot Liberty Valance, probablemente la única peli buena en la que James Stewart aparece con patillas (distintivo claro de la decadencia de toda una forma de hacer cine). John Wayne asume con una dignidad nunca vista el papel de héroe anónimo. Lo que hace lo hace por el bien de la comunidad y de la persona que ama, aunque ello suponga su propia destrucción personal. No reventaré el argumento. Solo digo que la veais porque es demasiado buena (la escena del inicio en la que John Wayne se enfrenta a Lee Marvin en la cantina por un bistec es antológica).

Un punto y aparte (y quizá final) en este apresurado y algo deslavazado artículo lo marca The Searchers (esos Centauros del Desierto en poética traducción española). Pleno de contradicciones, el personaje de John Wayne se eleva por encima de sus propias miserias para cumplir con su único fin. Dijo Jean Luc Godard que todo su rechazo a la ideología que podía subyacer (o flotar) en las películas de John Ford quedaba compensado por el último plano de The Searchers. John Wayne caminando con ese peculiar bamboleo firme, perdiéndose en el desierto encuadrado por una puerta y una casa que nunca serán la suya. Aquí el héroe ha vuelto a salvar a la comunidad. Sin embargo, ya es demasiado tarde para él. Su lugar estará siempre en otro sitio.

Para nosotros, el lugar de John Wayne será siempre una película un sábado por la tarde, después de comer, mi padre resisitiendo el primer cuarto de hora antes de quedarse dormido (ya no hacen películas como las..ZZZZZ), el ruido de los platos fregados por mi madre, Daniel dando la lata, y Javier protestando porque "nunca echan películas de ciencia-ficción y la única que echan es siempre Naves Misteriosas en la que no pegan un tiro..". Si John Wayne ha resistido a eso es que nadie puede contra él.

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