sábado, 2 de enero de 2010

I am the Resurrection


El concierto de los Stone Roses en Blackpool. Una audiencia que se mueve como una de esas piscinas de olas de los parques acuáticos de nuestra infancia. Y fue poco después (poco después de nuestra infancia, digo), cuando aquella música lideró todo lo que quería ser o llamarse nosotros, en una ciudad que era y es lo más distinto que pueda existir de Manchester. Hasta yo escribí un cuento que comenzaba así: Yo soy la resurrección y la vida. Y seguía (pretendía seguir) el esquema de las composiciones Squire-Brown, con todas esas aproximaciones discursivas y los estribillos que explotaban y concluían las canciones

Los años de instituto. La insoportable Tracy Chapman. Coartada intelectual para pijos que buscaban una cobertura de sensibilidad. Todos los heavies del colegio que quemaron sus camisetas de Iron Maiden y se pasaron al grunge. Los extraños casos que vivimos más de cerca. El Rigo, que de la primera a la tercera evaluación cambio a Milli Vanilli por The Doors. Yo mismo, intentado casar a Jean Michel Jarre con Roxy Music.

Éramos adolescentes y nos importaban la música y los libros y las películas y el fútbol de equipos que nunca ganaban. Más o menos como ahora.

I am the resurrection. O esa otra frase: I couldn´t bring myself to hate you as I´d like. La relación que tenemos con nuestro pasado. Esa complacencia que dice que nos hacemos viejos y llorones, y pronto meones. Próstatas de permiso, por pedirle prestada a Lenin la frase. Ser joven es lo único. Por eso grito y tiró papeles llenos de flemas a la TV cuando salen esos jovenzuelos de marcha en los programas de reporteros novoperiodistas que tanto se llevan. Es envidia, y rabia. Es la frustración que se siente por estas resacas interminables, estas toses sin sentido, los dolores al despertar, los dientes que se caen.

Lo dijeron los Stones Roses: Yo soy la resurreción y Yo soy la vida. También lo dijo Dios. Uno de los dos no puede estar equivocado.

2 comentarios:

  1. Desde mi punto de vista, algo más joven que el tuyo, es decir, soy de los que vieron poco de barrio sésamo y más de los mundos de yupi. En realidad envidio esas vivencias universitarias de los años 80 y 90. Antes, según parece, las cosas se vivían mucho más, los libros las pelis, todo lo que no era fácil de conseguir. Ahora con internet lo tenemos todo en menos de 5 minutos y no le prestamos la importancia que tiene.

    Aparte de los stone roses o dios también metería a internet. Espero que internet se equivoque.

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  2. Señores: intercambio estremecedor de palabras.

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