martes, 13 de octubre de 2009

Tiempos Difíciles - Para estos tiempos


Sábado por la mañana. Aloe Vera / Acidophilus 40+ / Eleuterococo (también conocido como ginseng siberiano) / Agua de Mar Quinton Hypertonic (del Canal de la Mancha). Nada impide sin embargo un nuevo arrebato diarreico.

No acabo de recordar qué compra Íñigo. Yo me hago con El Ruido Eterno (a recomendación suya) sobre la música clásica del S.XX, La Muerte de Bunny Munro (Nick Cave) con El Origen del Mundo (Courbet) en la portada - ese tipo de libro que no regalarías a la familia política, y Tiempos Muertos, una especie de catálogo de impresiones de Roger Wolfe, escritor total (así le llaman). Dos cervezas en la librería asientan mi estómago desmadejado. Hablamos de casi todo, y de casi todo hablamos muy bien (con soltura, con brillantez). Recupero en parte el ánimo y la confianza perdidos esta última semana.

Después de comer. Por error tomo un café solo. Estoy solo y tomo un café solo. Leeré los periódicos y luego leeré medio libro de Wolfe. Seré capaz de leer el libro de Wolfe, ver el futbol en TV y prepararme para la cena en casa de Laura. Comienzo a notar mi estómago y su pretensión de lanzar hacia arriba todo aquello que ha de ir hacia abajo.

Sábado por la noche. Bebemos vino y cenamos pasta con garbanzos y algas. Discutimos sobre economía. Al principio lo hacemos con alegría. Pronto comenzamos a agriarnos. Economía y política. Pablo y yo acabamos acaparando la conversación. No estoy de acuerdo con nada de lo que dice. Más bien, no quiero estar de acuerdo con nada de lo que piensa decir. Niego sus argumentos desde un principio. Pablo comete el mismo error una y otra vez. A cada comienzo suyo: "comprenderás que...". Le contesto: "no, no comprendo". Si dice: "a nadie se le ocurre pensar..". Yo respondo: "sí, a mi". Aburrimos a Martin y Laura que quieren irse a dormir. Yo también.

Eldorado. Pablo quiere tomar una copa y yo no. Al final tomamos dos en Eldorado. La charla es sincera (por primera vez en muchos meses), demasiado quizá. A nuestro alrededor muchachas ya talluditas con ridículas expresiones de mujer fatal. Apuro la segunda copa rapidamente, como si fuera un jarabe. Nos vamos y algo dentro de mi comienza ya a marchar mal.

En la TV Peer Gynt. Una multitud de finlandeses tirados en la hierba de un auditorio al aire libre. Cinco minutos más tarde vomito la cena (las algas en primer plano). Me siento frente a la TV, aliviado. Lo que comenzó en Eldorado toma finalmente forma. Un cansancio único, concreto, definido. Una sensación irrevocable de fracaso que me impide mover un solo dedo. Paso dos horas paralizado (Peer Gynt mediante) hasta que un rescoldo de cordura me levanta y conduce lastimosamente a la cama.

Domingo mañana-mediodía-tarde. Ácido despertar. Lo peor, sin embargo, es descubrir la angustia otra vez ahí, otro domingo. No poder ver el baloncesto, no poder leer. Salgo a comprar los periódicos, algo de sopa, jamon de york. Simulo comer y me planteo dormir. No hay nada que hacer. Acabo leyendo los periódicos. Una foto de Lula me hace llorar. Una absurda foto de Lula me hace llorar sin consuelo, amargamente, sin ruido. No son ni las 4 cuando salgo a la calle. Decido caminar sin alejarme demasiado de casa, recorriendo círculos concentricos. Llego al parque de la Maternidad. La celebración de un cumpleaños me hace pensar en la Pax Catalana, y en lo innoble que mi presencia de inmigrante angustiado ha de parecer. "Toca al leproso", dan ganas de decir, pero no digo nada. Dos horas después me dejo caer en la cafetería de un hotel para tomar una coca-cola y leer El País.

la segunda parte del Betis es infame. Algunos borrachos no acaban de entender lo que están viendo, y no es culpa suya. Los tipos de la camiseta verdiblanca muestran la intensidad de un gran depresivo. El bar, sin embargo, vive de manera arrebatadora. Un amplio grupo de bajísimo nivel social celebra algo parecido a un cumpleaños. Ellas parecen putas y ellos chulos. Los niños visten de manera inenarrable. Sin embargo, cuando se reunen en parejas o grupos más pequeños a conversar uno descubre que no son delincuentes, tan solo son pobres e ignorantes. Se toman dramáticamente en serio y no creo que lleguen nunca a comprender el alcance de su tragedia. Qué pensaran de mi? Solo, con una botellita de agua y un paquete de patatas, mascullando por lo bajo juramentos a la pantalla. Ni siquiera me habrán visto. Para ellos seré invisible: por delgado, pálido, pensativo, silencioso. "Mira cómo vive la gente", decia L.G. Montero en un arrebato de poesía social y nueva sentimentalidad. Esa es la diferencia, ellos no nos ven.

Son las 3 de la mañana y una orquesta de pueblo retrasa mi llegada a un día necesariamente mejor. Juan Luis Guerra, La 5ª estación, Chenoa... Ante el final del concierto, un grupo de jóvenes juega a querer continuar la fiesta. Yo me agito debajo de la manta y repito para mi como una letanía sin final: hijosdeputa-hijosdeputa-hijosdeputa....

Hoy es lunes 12 de Octubre, Día Nacional de España. Sin aspavientos, mirando un suelo lleno de serpentinas y una calle vacía, me digo: Viva España.

1 comentario:

  1. Ritual vianesco para toda persona que nos quiera:
    "Si frente a una imagen de una cumbre internacional de las de ahora, fijamos la mirada en Obama, pensaremos que donde está Lula se encuentra en realidad nuestro padre".

    ResponderEliminar