miércoles, 21 de octubre de 2009

Jordan Baker, Nick Carraway y la Honestidad


Entre las cosas curiosas que sobre El Gran Gatsby se pueden decir está el hecho de que la portada de la primera edicíón fue diseñada por el hermano de Xavier Cugat, o que el título que Fitzgerald había pensado originalmente era Trimalchio in West Egg (Trimalchio es un personaje del Satyricon de Petronio), o que el profesor de literatura de Fitzgerald en Princeton murió amargado y afirmando que el libro no podía ser suyo, que Fitzgerald, un payaso como alumno, no podía ser el autor de tamaña obra maestra.

Dejando el anecdotario a un lado y centrándonos en el libro en sí, o más bien en esas cuestiones tangenciales o no estrictamente protagónicas del libro (a la manera de los cervantistas o esos tipos que viviseccionan Hamlet), uno de los aspectos que más me llaman la atención es la relación entre la golfista (que no golfa) Jordan Baker y el protagonista-narrador Nick Carraway. Como recordareis, Nick conoce a Jordan en casa de los Buchanan. Jordan baker es una golfista profesional que destaca por su belleza, su falta de entusiasmo por todo y cierta displicencia a la hora de tratar los asuntos serios de este mundo. Varios serán los encuentros que Nick Carraway (soltero, bien posicionado aunque no adinerado, suceptible de encontrar mujer o ser encontrado) y Jordan Baker tengan a lo largo del libro, en los que aparte de compartir sus informaciones acerca de la trama principal (el affaire Gatsby-Daisy) comenzarán a dar cuerpo a cierta subtrama-flirteo que no acabará de cuajar. La razón de ello? Serán diversas las ocasiones en las que Carraway intente recordar cierto hecho relacionado con Jordan del que fue informado en un pasado. Un asunto turbio que es incapaz de poner en pie pero que le irá obsesionando a medida que en los diferentes encuentros Jordan incurra en pequeñas mentiras, omisiones o acciones de dudoso carácter moral. Es una de estas acciones, una temeraria conducción que está a punto de provocar un grave accidente y que Miss Baker resuelve con un y-a-mi-qué, enciende la luz de Carraway. Jordan Baker fue cogida haciendo trampas al golf. Ya hacia el final del libro, y tras el desenlace (que me ahorro contar), Jordan pregunta a Nick si se volverán a ver, y Nick contesta que no, que no tiene suficiente confianza en la honestidad de Jordan como para seguir siendo amigos y, menos aún, algo más.

Algunos han querido ver en esta decisión de Nick Carraway un punto insoportable de mojigatería. Recordemos que en uno de los primeros párrafos dice de si mismo ser una de las personas más honestas que conoce. Sin embargo, su comportamiento a lo largo del libro es ejemplar y hace honor a tan pomposa afirmación. Cuando miente lo hace apoyado en un bien ulterior mayor, es el único capaz de reconocer la altura moral de Gatsby por encima de prejuicios (solo ojos de buho le acompañará en el entierro) y, por otra parte, descubrir la debilidad en este sentido de todo el clan Buchanan (Jordan incluida). Será también el único en aceptar su propia cobardía cuando acabe estrechando la mano de Tom Buchanan (un acto reflejo casi), y su vuelta al midwest es una forma de redimir lo que pudo haber hecho mal durante toda la historia.

Así pues, de la rimbombancia y rigidez de pensamiento que Nick Carraway hace gala al inicio pasamos a la humildad y lucidez de sus últimas frases. El itinerario moral que sigue capítulo tras capítulo le hace comprender que la honestidad, la honradez no son consecuencia obligada de su invocación constante o la observación de rígidas normas de comportamiento (la paradoja de Kant sobre el asesino de niños), sino la capacidad para elegir la opción moral adecuada ante los sucesos que nos acontezcan y la humildad para reconocer los errores cuando sucedan. Añadiré uno más. La sinceridad con aquellos que están a nuestro lado y afrontan con nosotros las consecuencias de nuestros actos. Una sinceridad reflexiva y profunda (no la simple verdad sin alma), la sinceridad que merecen los amigos.

2 comentarios:

  1. Aplauso lento al principio y lluvioso al final.

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  2. Oye, te ha salido niquelado... has escrito la perfecta entrada de blog, después de esto nos podemos ir todos los demás por la ventana, Congratulaciones!.

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