viernes, 3 de abril de 2009

El Otro Borges


I can give you my loneliness, my darkness, the hunger of my heart; I am trying to bribe you with uncertainty, with danger, with defeat. Así terminaba Borges su poema más desatado y romántico. Lo escribió además para una mujer casada, Beatriz Bibiloni Webster de Bullrich (vaya nombre). Es el Borges de los 30, algo gordo, a veces barbado, vidente aún y siempre enamorado. Enamorado sí, pero cómo? Según su mucama durante 40 años, el señorito Borges no conoció bíblicamente mujer alguna, y se casó dos veces lo que tiene un merito altísimo. Conocemos la primera experiencia sexual truncada del apenas adolescente Georgie. Su padre le da una moneda y le indica una dirección a la que debe ir. El pequeño Borges llega a una extraña casa, llama a la puerta y le recibe una señora de horrible aspecto sicalíptico. No pasa ni un minuto cuando sale huyendo de aquel lupanar.

Borges crece rodeado de libros que devora con su corta vista y libros que le devoran la vista que parece quedarle (cada vez menos). También el joven Borges, el de los años 20 es aficionado a la vida nocturna, a la juerga y al coqueteo con el wild side, el barrio Sur. Su breve pero intensa afición al alcohol termina aquel día que llegando demorado a una reunión oye desde la entrada a la mujer a la que por entonces pretende: Borges, sí, un genio.. pero también un borracho. No volverá, pues, a emborracharse y será extremadamente duro con aquellos que lo hagan. Interesante Borges el de los años 20. Recorría con Mastronardi, gran aficionado a la noche y protagonista de la anécdota Mastronardi-Gombrowicz (cálmese Mastronardi, por favor), recorría, digo, las calles, los almacenes, las cafeterías. Mastronardi, que pasó media vida en cafés, solo, porque el suyo fue un destino solitario que envidió Borges en público (no hay más que leer el obituario que compuso para El País) pero que lamentó en privado: murió solo en una residencia de ancianos. También hizo algo de vida galante con Nestor Ibarra, uno de sus amigos de su juventud, del que fue cuñado o concuñado o como se diga, y es que las hermanas Astete fueron pretendidas por el duo Ibarra-Borges, o quizá fue al revés, ya dijo Borges aquello que Ibarra comentaba: creo que nos quieren llevar a l´oscuro... La cuestión es que Nestor se casó con una de las hermanas y acabó yendo a París (su sueño de juventud, tanto que su padre le prometió costearle el viaje una vez se licenciara en Derecho, y fue el hombre y sacó la carrera en un año. El padre no cumplió la promesa, ya lo dice el refrán). Borges esperaría 40 años para casarse con una señora Astete arrugada y con cara de loro (por suerte Borges es ciego, dijeron los amigos).

Aunque para pasiones Borgianas la que sintió por Haydee Lange, la hermana de Norah, que acabó dejandole por Oliverio Girondo (Antonio, uno de tus ídolos) al que Borges odiaría de por vida, y que en un arrebato de generosidad cedío a Neruda el derecho de pernada sobre su mujer mientras Lorca se reía por lo bajini (es una historia muy extraña).

Realmente la lista de amores de Borges es interminable. Estela Canto fue una de las más duraderas y más odiadas. El Aleph fue escrito para ella y fue ella la que recibió el manuscrito original que se encargó de subastar en Sotheby´s. Borges le pidió matrimonio, y ella, posterior borracha y comunista según palabras de Borges le pidió consumar sexualmente su unión antes del sí quiero. Dos años y medio fueron precisos para que ella desistiera del intento, si bien Borges le reconoció querer superar sus inhibiciones y según Estela la virilidad de Borges era más que perceptible.

La retranca de Borges es un mito confirmado. En esos primeros 60, la cursi de Maria Esther Vazquez (Silvina Ocampo dixit) afirma haberle visto la huevada en Mar del Plata mientras Borges sin pudor alguno se quitaba el pantalón y se ponía el bañador en medio de la playa (este Borges ha hecho de la ceguera una máscara, dijo Bioy entonces). Maria Esther aceptó la propuesta de matrimonio y luego se lo pensó para decir no, o bien fue la madre de Borges la que con miradas de suegra celosa se lo dijo. Sí, porque finalmente el guardian del castillo Borgeano acabaría siendo la madre, Doña Leonor Fanny Acevedo de Borges. Los amigos decían: a Borges lo castró la madre. Y así fue en cierto modo. Tanto que cuando la ceguera de Borges lo atrajo de nuevo a sus brazos se encargó de alejar a las anteriores pretendientes, siempre guapas y jóvenes, para aceptar tan solo al callo de Elsa Astete. No hicieron falta más que unas horas para advertir que aquel matrimonio sería un fracaso. Sobre todo cuando tras la frugal celebración, copita de champagne incluida, Doña leonor le dijo a Borges: bueno Georgie, ahora tenés que ir a tu casa con tu mujer. Y Georgie dijo que no, que su casa era aquella y él se iba a dormir (a los 60ytantos no es fácil cambiar de rutinas). De nada sirvieron las artes de ornitomujer de Elsa, aquella noche Borges durmió en su cama.

Y así hasta acabar emulando a John Lennon, casarse con una japonesa y conseguir que todo el mundo odie a la viuda. María kodama usó con Borges la mejor arma que contra un ciego puede usarse: el silencio. Administró el silencio para crear una dependencia tal que anuló lo poco que de voluntad quedaba en él. Eso y la falta de la madre que pese a los pronósticos de algún amigo-enémigo no consiguió vivir 120 años. En el tiempo de los primeros reproches a María Kodama por aislar a Borges de sus amigos de siempre, Bioy, en su habitual magnanimidad dijo algo muy cierto: yo lo envidio a Borges, con su edad viajando y con mal de amores.

to bribe you with uncertainty, with danger, with defeat En realidad, lo único que pudo ofrecer fue literatura, y ya fue mucho.

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