
Mi padre adora El Rompido. Sale a la terraza los sábados y agita los brazos y respira como si hiciese ejercicio. Yo miro alrededor y mi realidad, la que recuerdo, parece sacada de una pintura prerrafaelita: nitidez en cada detalle, colores brillantes, falta de perspectiva, ni un solo rincón en sombras. Soy yo solo. Ni un solo niño más en la urbanización. Mi hermano Javier vive con mis abuelos. Lo imagino por las tardes comiendo leche con galletas y viendo la Tele. Mi TV tiene 9 pulgadas. No se ve nada allí. Además no sé qué se puede ver. No sé nada del mundo y mis padres no me ayudan a saber más. No voy a la guardería, no voy al colegio. Tengo una bolsa de juguetes que dejaron los anteriores inquilinos. Tengo un cochecito a pedales con el que doy vueltas a la terraza. Mi abuela me ha traído unos tebeos que no entiendo.
Los fines de semana hay otro niño. Tiene una máscara de Mazinger-Z y los famoso puños. Dice puños fuera y los lanza hacia delante. Es de Sevilla, como yo. También está el hijo del guarda. Tiene cara de pobre. Arañazos, sonrisa desdentada. Es de mi edad y no parece muy listo. Se come las uñas de manera salvaje. Una tarde de verano me voy a jugar con él. Salgo de casa mientras mis padres duermen la siesta. Mi padre viene a buscarme después y me pega por haberme escapado.
Estoy solo y hablo poco. Me acostumbro a no hablar. Busco un modelo de comportamiento. Mitifico a mi hermano mayor. Cuando nos reunimos con él siempre voy a su lado. Hago lo mismo que él hace. Mi hermano dice que parezco un mono. Todos me llaman el mono. Ya entonces me llaman así. Mi cuarto se Sevilla permance igual que cuando me fui. Comprendo lo que es la nostalgia por algo perdido.
En el verano la urbanización se llena. Tenemos vecinos. Hay un niño muy pequeño, su madre y su padre, un hombre con gafas que sonríe y se llama Pepe. Mi hermano está ya con nosotros. Mi hermano me explica todo aquello que no sabía: qué es el fútbol? somos del Betis? qué es el colegio? Él me educa a su imagen y semejanza: temeroso de la ley. Nos mudamos.
Una gran historia.
ResponderEliminarbesos
Merce