lunes, 12 de abril de 2010

Saer (II)


1. Un poema largo y un relato breve. Higinio Gómez es el protagonista de El Fin de Higinio Gómez, un largo poema narrativo sobre el suicidio y entierro de Higinio Gómez, uno de los literatos que tangencialmente forma parte del mundo de Saer, y protagonista también del relato corto, muy corto, llamado Biografía de Higinio Gómez, donde se esbozan algunos rasgos de la vida de este escritor. Sabemos, pues, que Higinio nació en la ciudad, que su madre murió en el parto, que su padre se cayó borracho de un caballo cuando pretendía hacerle un hombre a base de enseñarle a montar, que era rico, que fue a Europa de joven y flirteó con los surrealistas, que conoció a Breton, que se enamoró de una inglesa a la que no pudo olvidar. Sabemos también que volvió, que entonces ya era pobre, que se hizo periodista, que se hizo escritor, que se amargó, se emborrachó, se drogó, se echó a perder, se suicidó.

"Abandónese a la piedad", le escribe Higinio a su maestro, Washington Noriega, poco antes de morir. Ya en el entierro, Washington, que se había enemistado con él, dice a Tomatis, Barco y los mellizos Garay, "No tengo ni esto (y aprieta su dedo índice contra la uña del pulgar) de piedad". Lo importante, sin embargo, es como el Gato y el Pichón Garay miran cada uno al cielo con la misma expresión de ausencia, "como dos cariátides", dice Saer. Será Tomatis el único que cuide el legado literario de Higinio (Barco lo odiaba también), y publique dos poemas inéditos (largos poemas narrativos, como todo lo que escribió Higinio Gómez) y descubra en los papeles que le ofrece una vieja actriz de Buenos Aires que convivió con Higinio una serie de aforismos, escritos a lápiz y de difícil intepretación:

"Resulta más fácil morir cayendo de un caballo que volver a sentir el primer amor, incluso en un país sin caballos"
"Las parturientas muertas lo son por remordimientos"
"La poesía nos es el río que fluye. La poesía es la piedra en el curso del rio que se alisa y pule cada día"

Higinio Gómez se suicida en un hotel, tomando dos botes de somniferos. Es descubierto por el servicio de habitaciones. Sabemos que antes había comido en el restaurante El Tropezón.

2. Ya hemos hablado de En la Costra Reseca, el cuento en el que Barco y Tomatis, adolescentes, deciden enterrar una botella con un mensaje dentro. El mensaje contendrá una sola palabra: MENSAJE. Pero leyendo sobre la vida posterior de Tomatis en Lo Imborrable, o sobre Barco y su renuncia a todo en La Vuelta Completa, lo que parece vivir en este cuento es la realidad de esa memoria y ese pasado, aún cuando trate sobre seres ficticios. O quizá por eso, por poder ser más cercano a la verdad en aquello que conformamos literariamente. La emoción de lo pasado no en el artificio literario sino en la falta absoluta de artificio. La diferencia entre una posición de partida y un punto de llegada. Crear la emoción de esa diferencia. Y crearla a base de mantener unos personajes que se niegan a toda exhibición neo-romántica, más allá de unas constantes referencias al clima. Los padres que ya no están, los diferentes afanes en diferentes épocas, la paradójica libertad de los adolescentes. La ruina que el tiempo trae y la final aceptación de lo que ya es solo un recuerdo de un recuerdo.

Por eso se recomienda no leer cuentos como En la Costra Reseca los domingos o fiestas de guardar, cuando la tentación de echar la vista atrás es demasiado grande y evidente, y la luz de la primavera recien estrenada puede llevar a todo tipo de pensamientos morbosamente depresivos. Haber bebido en abundancia el día anterior tampoco ayuda, y conduce con una facilidad bochornosa a la conmoción y el llanto, como si no fuéramos conscientes cada día de lo que se ha ido perdiendo por el camino. Lo normal en este tipo de situaciones es que llueva al día siguiente. Y hoy llueve.

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