domingo, 25 de enero de 2009

AUDITORÍAS

Mañana volveremos a sacar la misma corbata de siempre, el mismo careto inane, las habituales formas que me llegaron a convertir en un muchacho respetable. El ciclo de los auditores continua. De los externos a los internos. Poco se puede decir de los primeros. Jóvenes soberbios e ignorantes que apenas pueden disimular las mangas demasiado largas de sus chaquetas. Ellos son los primeros en darse cuenta de la mentira que significa fiscalizar a aquellos que te pagan. No diré más. Los segundos son mis favoritos. Deudores de intrigas políticas y entrenados en la persecución de los eslabones más débiles. Risas y sonrisas en las presentaciones, comentarios laudatorios acerca de la ciudad (yo los recibo con la atonía propia del emigrante cansado), primeros vistazos a la seguridad de las respuestas. Qué es lo peor que nos puede pasar? pregunto a mi jefe. Nos meteran en la carcel? bromeo. Se trata de nuestra reputación, me dice sin pudor. Y es ese inexistente prestigio el que nos lleva a pasar todo un año removiendo los mismos archivos, las mismas evidencias. Borges escribió un cuento que no pasa de ser una glosa a un imaginario libro. Del Rigor en la Ciencia cuenta como las disciplinas geográficas llegaron a tal nivel de precisión que en busqueda del mapa perfecto se alcanzó la escala 1:1. El absurdo de un mapa que acaba sustituyendo a la propia realidad hace que al final del relato este sea abandonado y solo unos restos puedan encontrarse en un desierto lejano. Recuerdo haber expuesto este pensamiento en una de nuestras reuniones. Recuerdo también la indiferencia con que fue recibido.
Una de las máximas de la empresa moderna es la capacidad para aislar el discurso de la organización. Los mecanismos críticos han de emerger de la propia empresa, y en esto, como en tantas otras cosas, la empresa vuelve a reproducir los comportamientos del comunismo totalitario (vaya pleonasmo) o del psicoanálisis radical. De hecho, la crítica ha de seguir el mismo aparato discursivo generado por la empresa (power point, barbarismos, pensamiento débil, sempiterna excusa y complejo de culpa..).
Otro recuerdo de estas reuniones fue mi inútil esfuerzo por explicar al management el modo en el que habíamos desarrollado un ratio. Los que me conocen sabrán que mis conocimientos matemáticos no van mucho más allá de la regla de tres. Y fue eso mismo, la regla de tres, la base de los cálculos. Media hora más tarde fui conminado por uno de los jefes a presentar un power point con una explicación detallada del proceso de cálculo de tan complejo indicador.
Leí hace no demasiado algunos fragmentos escritos por Baroja, Azorín, Ramiro de Maeztu y algunos más cuando aún eran jóvenes y anarquistas y fracasados. Sorprende ver cómo el diagnóstico que aplican a su tiempo es el mismo que yo podría otorgar a lo que veo por la ventana. Las diferencias? Esta comodidad, este engordar y envejecer, este hacernos felices a base de comer, ver TV y jugar a turistas.

Mañana, sonrisa en mano y flequillo a los pies, me comportaré como un buen geógrafo y evitaré ser purgado mientras rebusco la melodía de una canción: Middle-Class Hero.

Buenas Noches

No hay comentarios:

Publicar un comentario