jueves, 27 de mayo de 2010

Lost(iamos) al guionista?


El genial Bioy Casares no siempre fue tan genial. Siendo aún muy joven publicó algunos libros de escaso éxito comercial y crítico vapuleo. "17 disparos contra lo porvenir", "Caos" o "La Nueva Tormenta o La Vida Múltiple de Juan Ruteno" en los que combinaba el género fantástico con el surrealismo o el absurdo. Un día Bioy le preguntó a su buen amigo Borges qué le parecían sus libros. Borges quiso esconderse (es normal, nunca hay que hacer esa pregunta a un amigo) y antes que poner a parir los libritos mencionados decidió darle un consejo: a la hora de resolver un relato fantástico es preciso huir de soluciones sobrenaturales, y optar siempre por finales razonados. La imaginación razonada que diría Poe.

Lost terminó. El último capítulo fue emitido el pasado domingo y ayer tuve la suerte de verlo. Millones de frikies de todo el mundo expresaron su descontento, y solo algunos aún más frikies confesaron que les había gustado el famoso cachivache. Comencé a verlo con ánimo positivo, con la idea de que el camino, el viaje, son más importantes que el destino al que llegamos (muy de Kavafis, ya). Todos nos habíamos dejado engañar durante 6 temporadas a base de tramas trampa por lo que no debíamos extrañarnos de asistir a un final igual de tramposo. Sin embargo, mi sorpresa fue mayor: no se trata de un final tramposo sino de un final ridículo. Ni siquiera se ha hecho el esfuerzo por dotar de un componente lógico a todas las derivaciones argumentales de la serie. Ni siquiera los guionistas han huido de las soluciones que algunos ya ofrecían. Se han limitado a decir: lacrimogenidad y todos-están-muertos. Para qué más?

La facundia audiovisual del peor Hollywood (primeros planos de gente riendo a la vez que llora con música sinfónica de peli de Robin Williams) para dejarnos con una resolución absolutamente sobrenatural. Como los niños que deciden el final de un juego a su antojo porque ellos mismos improvisan las reglas. Un ejercicio de pereza por un lado y de pobreza intelectual por otro (aunque de esto último la serie ya iba sobrada). Hasta algunos de los detalles finales, como el modo en el que los personajes se reconocen fuera de la isla, están copiados (ver Les Visiteurs, folletín ochentero de anticipación con Flotats haciendo de extraterrestre enamoradizo).

En definitiva, un final que hace bueno al de La Pandilla Plumilla con Kenny cantando en el concierto que le monta el hortera de Colin (genial). Mi único consuleo es que la mayoría de los actores están tan encasillados que será difícil volverlos a ver.

P.D. Esta noche se emite en los USA el último capítulo de Flashforward (la cadena ha decidido no renovarla para más temporadas). Tengo clarísimo quién es el malo (el Presidente de los EEUU) y quién es el mal actor (Fiennes).

1 comentario: