lunes, 10 de mayo de 2010

Flashforward


Aparte de comer ali-oli (aquí en Cataluña lo ponen para todo) mi principal actividad este fin de semana ha sido tragarme los 10 primeros episodios de la serie de TV Flashforward. Para aquellos que no sepan de qué va el asunto, decirles que la premisa es la siguiente: toda la humanidad sufre un desvanecimiento simultáneo de 2 minutos y 17 segundos. Durante dicho desvanecimiento cada persona tiene un flashforward (imagen del futuro) de lo que acaécera 6 meses más tarde a una determinada hora.

Ya os podeis imaginar qué es lo que viene después. Los flashforwards resultan en la mayor parte de los casos desconcertantes e increibles, pero según avanzan los días la realidad parece amoldarse (aún contra los deseos de los propios protagonistas) a ese destino aparentemente ya fijado.

Tres reflexiones.

1. La cada vez más evidente necesidad que el público tiene de romper con sus presuntamente adoradas rutinas. Vivimos en el tiempo de mayor paz y prosperidad conocido y esto nos hace curiosamente infelices. Sin guerras abiertas, sin auténticos conflictos de clase, sin nada por lo que luchar que no sea nuestro propio confort, nos lanzamos a consumir productos que venden una idea básica: tu vida cambiará aunque sea a costa de terribles catástrofes y situaciones límites (o quizá por ello mismo). Como ya dije hace un tiempo añoramos esa guerra que nunca tuvimos.

2. De sufrir un flashforward como el de la serie (22.00 h) no tengo la menor duda de qué vería: 2 minutos y 17 segundos de mi mismo delante de la pantalla del ordenador con la cara de aburrimiento y hartazgo que pongo cada noche y tecleando el alt+tabulador de vez en cuando. Cada uno tiene el futuro que se merece.

3. Las grandes decisiones de mi vida han venido provocadas por sueños. Extraños sueños premonitorios en los que me veía en situaciones que creía vedadas para mi. Como si al visualizarme haciendo algo determinado supiera que ese algo era posible. Los sueños como una señal de nuestro poder sobre nosotros mismos, escribí en un poema. Algo así como el sentido propiciatorio de las pinturas de caza en el arte rupestre: me veo haciéndolo - puedo hacerlo. Realmente esta es una idea que me parece mucho más interesante que la de un destino ya fijado. Son, en definitiva, dos conceptos contrapuestos, hostiles entre sí, y de cuyo peso en nuestras vidas depende eso precisamente: el camino que nuestras vidas puedan seguir.

Sirva todo esto, pues, para justificar un fin de semana tirado y una entrada menor en un blog con cada vez menos lectores.

PD. Para Serranito, comentar que Richard Gere salía en Oficial y Caballero, película que recuerdo provocó uno de esos momentos inolvidables por embarazosos en el pequeño hogar de los Viana debido a la escena subida de tono que inicia el film, justo después de que mi padre dijera algo así como: "me han comentado que es una muy buena película, hemos (sí, hemos) de verla". Lo demás es conocido, todos mirando a la nada hasta que mi padre suelta como quien no quiere la cosa: "parece un poco aburrida (5 minutos de peli), a ver qué echan en la segunda". Officers & Gentlemen (en realidad la trilogía completa, Sword Of Honour) tiene una versión para TV protagonizada por Daniel Craig que intentaré descargar de internet si: 1. Aprendo a hacerlo 2. Encuentro la serie 3. Me acuerdo de hacerlo

No hay comentarios:

Publicar un comentario