martes, 3 de marzo de 2009

Revolución Permanente


Uno lee esas novelas rusas en las que cientos, miles de patronímicos van de un lado a otro llamándose padrecito, llorando, bebiendo, calentando el samovar, escupiendo en el suelo, echándole rábanos y pepinillos a todo, hablando de los viejos tiempos y de otros no tan nuevos... Uno lee, digo ,esas novelas en las que la gente recurre al canibalismo y se comen por culpa de la NPE o cualquier otra gran idea planificadora y colectivizadora de los años 20 y 30, mientras siempre alguien pasa en un tren atestado y ve a una señora correr sin éxito para coger el último vagón y el frío apenas deja abrir una rendija en el compartimento...
Uno lee, y no queda otra, están por todas partes, como si miles, millones de rusos con el pelo al rape hubieran dedicado años de gulag a escribir falsas novelas (que diría Benet) para alegría de esos otros que esperaban que aquello finalmente cayera (como cayó) con estrépito y resignación..
Uno lee, un viernes por la noche, este jueves a esta hora, un sábado al despertar resacoso y aburrido, resaca de aburrimiento, un lunes antes de ir a trabajar..
Uno lee que lo único importante de todo lo que vino después fue precisamente el principio, el germen, el estallido, la revolución, y que la idea de revolución permanente es lo más parecido a una de esas juergas interminables que acaban 3 días después entre temblores y nauseas y lagunas de memoria oscuras como mis días en Londres...
Uno lee, luego escribe, y luego (para variar) se va a la cama.
Buenas Noches

1 comentario:

  1. Me gustó mucho la entrada de hoy. Y como siempre que algo le gusta a alguien, seguro que no es en absoluto de tus favoritas, jejeje
    Tu ansiosa fan(-atica), desde la habitación 712...

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