jueves, 3 de septiembre de 2009

CERRADO POR VACACIONES


Pues eso, que me voy de vacaciones y no vuelvo hasta el 22.

Resulta curioso que justo ahora que el trabajo, el estrés, las obligaciones y servidumbres cotidianas parecen poder quedarse atrás por unos días (leave them all behind, que decían Ride con mucho ruido de fondo), justo ahora, digo, me empiecen a doler las muelas, me quede sin luz en el salón, y la bañera se emboce para rematar. Se trata del natural infortunio de aquellos que olvidaron lo principal (o prencipal, que diría mi abuela Antonia): que nunca hemos de sobrestimar el valor del trabajo. Lo que realmente importa es la suerte. Por tanto, y para que la fortuna se acuerde algún día de nosotros es preciso que nos dejemos por unos instantes de actitudes trabajosas (como alternativa lamentable a las actitudes trabajadoras) y nos dediquemos al bello arte de la espera, ya sea en una habitación, un bar, un banco del parque o un banco en peligro de quiebra (estos, al menos, tienen aire acondicionado). Está claro, necesito vacaciones.

Hasta la vuelta

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