lunes, 1 de junio de 2009

Todos Nosotros


La vuelta a Zaragoza desde Malanquilla, atravesando un mismo paisaje desposeido de la única belleza que podía conservar, la de la nada, la de la pobreza de las casas y los campos. Polígonos industriales, futuristas molinos de viento, construcciones aberrantes. Sorprende la fealdad a la que ha podido llegar España. Son los pensamientos propios de las cuñas publicitarias y las desconexiones regionales. La Mona me toca la cabeza de vez en cuando desde el asiento de atrás, pero yo apenas puedo volver la cabeza y esbozar una mueca de desesperación. Presen y Mario me intentan dar ánimos con sus comentarios (la segunda no es tan mala, en un año de nuevo a primera). Les miro con una expresión entre suplicante y derrotada. Algo debe notar Ángel que hasta él, poco dado a estas cosas, ensaya una frase de aliento. Aún queda un cuarto de hora, pero yo ya me sé descendido. El Betis ni siquiera ataca, no crea peligro, no tira a puerta. El extrarradio de Zaragoza es el escenario ideal para tanta desesperación. Coches de domingo, rostros asolanados y satisfechos, pisos donde la gente evita pensar en mañana. Llegan los últimos metros del viaje y los últimos ataques: el portero subiendo a rematar, las inútiles llamadas a la épica por parte de locutores parciales, el silencio de la grada. No oigo el pitido final, ya fuera del coche, caminando como un muerto viviente, despidiéndome de mi familia política que me mira con pena y pudor: no puedo ni levantar el brazo. Ya en el piso, las imágenes de la alegría ajena confirman la tristeza de todos nosotros. La Mona me abraza. Tiene la piel colorada por el sol y huele aún a campo. A cientos de kilómetros la gente llora o permanece de pie con las manos en la cabeza, o sentados mirando al suelo o vuelven en silencio, caminando hasta sus casa, con la sensación de haber sido derrotados una vez más en sus afanes, en lo ridículo de sus aspiraciones. La sensación de estupidez que da el haber delegado una parte de felicidad en algo tan voluble e inútil como el fútbol. No es más que un juego, se repiten camino del centro. Pero no, no es solo un juego, todos sabemos que no es así. Siguen los minutos del silencio y la asunción de rutinas. La Mona me da besos y reconstruye para mi un mundo tolerable. Será más tarde, ya de madrugada, cuando no pudiendo dormir, cansado de dar vueltas, me levante y me enfrente a habitaciones oscuras. Siento como a mi alrededor se apuestan miles de sombras, las de todos aquellos Béticos que no descansan esta noche, la de aquellos que quieren justicia y venganza. Como un jurado improvisado y nocturno hemos dictado un veredicto y un culpable: Lopera y su eterna reprobación.

El amanecer llega, o se nos echa encima. Un frio repentino, el sonido de los pájaros, la triste realidad confirmada por el día. Vuelvo a la cama para aprovechar las últimas horas de sueño, como vuelven en miles de casas de toda Andalucía, de todo el mundo, las luces a encenderse, los cafés a preparase, las mismas abluciones matinales, los mismos rostros frente al espejo. Es solo un juego, me digo dejándome llevar por el sueño. Por desgracia el Betis es algo más, me contestan todos ellos.

4 comentarios:

  1. ¿qué puedo decir? VIVA EL BETIS MANQUE PIERDA

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  2. Es curioso, pero tras el desgarrador dolor de ayer hay un sentimiento que recorre el mundo entero:
    Nuestro contacto interior con la leyenda bética nos permite situar los hechos actuales en una dimensión temporal que escapa al límite presente, lo que vivimos ayer lo entendemos como parte de un relato apasionante que no acaba nunca. En consecuencia, y con el poder de las almas, debemos decir bien bajo y sénecamente que estamos haciendo historia.

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  3. Venga Rafa, esto sólo es un paréntesis y enseguida se pasa...el tiempo vuela, bien lo sabemos.
    Nos acordamos mucho de ti durante el finde rural.
    besoss!!
    natalia

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  4. Rafa
    Soy José Antonio, tu vecino de Sevilla, " el vesino" vaya. El despropósito es total. Verás, mucha gente en Madrid equipara (sin maldad)al Real Betis con otros equipos similares al Valladolid o la UD Las Palmas. Esto es, equipos con historia, asentados en una zona delimitada y con cierto apoyo social. Particularmente, el Betis destaca por tener una afición incondicional, alegre, de chispa fácil y capacidad de autoparodia. Lo que no suele sugerir la imagen de nuestro club son los datos del número de abonados, de la capacidad y ocupación habitual del estadio,del número y localización geográfica de las peñas...etc. No se percibe, en términos generales, su verdadera dimensión.
    Y es que, vamos a ver, somos bastante más que, por poner un ejemplo, el Real Zaragoza ( sin meterme en Villareales ). Hay un verdadero desfase entre la imagen que damos y el lugar que de manera natural, debería ocupar el club. Y lo verdaderamente lastimoso, es que los primeros que no nos lo creemos somos nosotros mismos.El descenso debería ser algo inconcebible, inadmisible del todo punto. Señores, que en buena lógica el Real Betis debería ser, al menos una vez cada veinte años, campeón de liga, DE LIGA ( sin rubor). Que jugar la Champion debería ser parte del panorama habitual de nuestro equipo, que no nos pueden temblar las piernas ni sonrojarnos al exigir lo que es nuestro. Y no es voluntarismo, ni exceso de fé. Es pura objetividad, sentido de " tener derecho".
    Esta junta directiva es de chiste, ¿ no hay profesionales de nivel en Sevilla para ocupar esos cargos?. El equipo técnico da pena, no valen ni para el Antoniano. De la plantilla actual se debería largar al 80 %, sin contemplaciones, diciendoles " señores,a su p. casa, con el Betis no se juega". Esto es un fracaso rotundo,sin paliativos, y hay que exigir responsabilidades ya. Intentaré estar este día 15 en la Plaza Nueva, hay que forzar al máximo para provocar el cambio.
    Bueno, espero que estés bien. Un abrazo.

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