viernes, 5 de junio de 2009

Golpe en la Pequeña China


Éramos muy jóvenes. Así comenzaba Pavese uno de sus memorables relatos, El Diablo en las Colinas. Y es que realmente éramos muy jóvenes, unos niños, mis hermanos y yo, cuando fuimos una tarde de invierno al cine Rialto (que ya no existe, un supermercado ocupó su lugar) a ver Golpe en la Pequeña China. Tendría unos 13 o 14 años y aún me veía a mi mismo como lo que era: un chaval sin interés. Me acompañaban Daniel con 11 años, comenzando esa tendencia al sobrepeso que desapareció en 3º de BUP gracias a una semana de ayuno en París, y Javier, resistiendo sin esfuerzo los intentos de la edad adulta por atraparle. No sé qué nos llevó a elegir aquella película. De hecho, solo recuerdo nuestros perfiles en una tarde gris, en Sevilla, en esa plaza que años después nos vería a Antonio y a mi, borrachos, atrapados en unos setos, llamando a nuestros condiscípulos adolescentes para que nos sacaran de allí mientras salían de una de esas fiestas del instituto que esperábamos con absurda pero genuina emoción. No, todavía no sabía nada de todo aquello. Mi única expectativa entonces era obtener un buen resultado académico, que el Betis ganara por fin, poder ser aceptado y querido por los demás. Aunque esa tarde el principal aliciente era comprar una pequeña tableta de chocolate Crunch, o decenas de aquellos caramelos de Coca-Cola que solo podían encontrarse en los quioscos de los cines. Era invierno, hacía frío, y vestíamos como se vestía entonces, o como nos vestían por entonces. Javier, en los últimos años de liderazgo llevaba una chamarreta (así llamamos a las cazadoras) tipo Marty MacFly. La mia era de un tejido algo acolchado y color gris claro. A Daniel, por ser más pequeño, se le puso seguramente uno de esos chillones y excesivos (para estar en Sevilla) anoraks .

Golpe en la Pequeña China fue un desastre de taquilla y motivó, entre otras razones, que John Carpenter, su director, abandonara Hollywood y los grandes estudios para siempre. Hoy en día se ha convertido en una película de culto. En los años que siguieron a su estreno consiguió llegar a ser uno de los títulos fundamentales en los videoclub (recuerdo haberla visto en video, años más tarde, cuando la situación en casa de deterioró por completo y el simple hecho de ver una peli podía convertirse en motivo de censura o castigo). No ayudó al éxito de la película el estrenarse simultaneamente a El Chico de Oro (los paralelismos, sonrojantes, hacen pensar en espionaje industrial o coincidencia planetaria cuanto menos). En aquel tiempo nadie, ni siquiera Kurt Russell, podía toserle a Eddie Murphy, y El Chico de Oro machacó en taquilla a nuestro querido Golpe. A pesar de todo, Carpenter reconoció siempre sentir por Big Trouble in Little China ese amor especial que se siente por los hijos menos afortunados.

Recuerdo bien la proyección, los comentarios jocosos de un grupo de pre-adolescentes (como yo, aunque algo más espabilados) que se sentaban al final de la sala. Como esos comentarios y salidas de tono decrecían al tiempo que la filmación se apoderaba de todo y todos. Recuerdo cuánto me gusto la chica (una juvenil Kim Catrall, la de Sex and the City) y el efecto que produjo en ese tipo con granos presa de sus primeros picorcillos.

Una última imagen nos muestra a mis hermanos y a mi volviendo a casa (el cine está apenas a 5 minutos). Hablamos de la película, con el pudor que caracteriza a los Viana cuando hablamos de las cosas que nos gustan. Ya es de noche, y posiblemente un conato de iluminación navideña nos acompañe camino de los Terceros y la Calle Sol. En casa nos esperará la cena, la TV, algunas cosas que no me gusta recordar y otras que me esfuerzo por no olvidar.

3 comentarios:

  1. Yo tenía diez años y quería jugar en el Betis.

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  2. Un supermercado donde estaba el Rialto?
    Malos tiempos para la lírica. No será un Udaco?

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  3. Recuerdo la primera vez que vi esa película, era también la época de Tango y Cash, del mismo Kurt Rusell. Siempre preferí más la fantasí que la acción y las peleitas que se marcan en Golpe en la pequeña china son brutales. Yo hubiese puesto en el papel de "chino mágico" al grandísimo y ya difunto Pad Morita (el japo de karate-kid).

    Alguien recuerda la escena del chino que empieza a coger aire y más aire hasta que revienta y sale un líquido verde? Ese es el beticismo el día 15 J.

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